El Asesino de la Autoestima

 

Hay una voz que no nos deja en paz. A veces apenas la notamos, pero está ahí, esperando el momento perfecto para atacar. No le importa si estamos cansados, felices o vulnerables; siempre encuentra la manera de colarse en nuestros pensamientos y susurrar lo mismo: “No eres suficiente”. Quizás ni siquiera la identifiques como algo externo porque suena igual que tú. Esa es su habilidad más cruel, hacernos creer que somos nosotros mismos quienes nos tratamos así.

Esa voz no nace de la nada. Se forma poco a poco, con cada comentario hiriente que nos dijeron, con cada comparación injusta que aceptamos sin cuestionar, con cada momento en el que pensamos que no estábamos a la altura. Es como si la vida nos hubiera dado un molde, uno imposible de llenar, y cada vez que fallamos, esa voz se encargó de recordárnoslo.

Se esconde en los “mejor no lo intento, seguro fallo”, en los “esto no es para mí” o en los “si supieran quién soy de verdad, no me querrían”. Es sutil, casi imperceptible, pero ahí está, moldeando nuestras decisiones, alejándonos de lo que realmente queremos y empujándonos a conformarnos con menos.

Y ahí está el verdadero problema. Porque cada vez que le hacemos caso, nos estamos obligando a conformarnos con menos de lo que somos. Cada vez que cedemos a esa voz, estamos eligiendo reducirnos, aceptar un espacio más pequeño, más limitado, que no nos corresponde. Nos estamos arrancando partes de nuestra esencia, de nuestro valor, solo para encajar en un patrón que alguien más diseñó, un molde que nunca se ajustará a lo que realmente somos.

La realidad es que somos mucho más grandes, más valiosos de lo que esa voz nos permite ver. Pero al creer lo que nos dice y actuar en consecuencia, estamos aceptando un rol injusto. Nos decimos que no merecemos algo mejor, que no podemos aspirar a más, y al hacerlo, estamos renunciando a nuestra capacidad, a nuestra grandeza, a todo lo que podríamos ser.

Cuando esa voz suena, lo sabes: no es solo una frase, es un miedo que se siente en el cuerpo. Es como si en un instante construyeras una película completa, una en la que todo sale mal. En tu mente, ya has fracasado antes de intentarlo. Ya hiciste el ridículo. Ya decepcionaste a todos. Y entonces, te frenas. Porque con ese desenlace en la cabeza, ¿para qué arriesgarse?
Pero esa voz no te dice toda la verdad. Nunca lo hace. Esos escenarios no son reales. Son solo miedos, proyecciones de algo que quiere protegerte, aunque lo haga de la peor manera posible. Y lo más importante: ese miedo no sabe quién eres realmente. No sabe de todo lo que ya has superado, de tu fuerza, de tu capacidad para aprender, para adaptarte, para intentarlo, incluso si las cosas no salen perfectas.

Así que, la próxima vez que escuches esa voz, detente. No necesitas pelear con ella ni convencerte de que no tienes miedo, porque tener miedo está bien. Lo que importa es decidir que no vas a dejar que ese miedo elija por ti. Porque entre todo lo que podría salir mal, también está todo lo que podría salir bien. Y nunca lo sabrás si no lo intentas.
Tal vez falles, sí. Tal vez te equivoques. Pero tal vez no. Tal vez descubras que eres más valiente de lo que pensabas, que las cosas no son tan catastróficas como imaginabas. Tal vez, cada vez que decides avanzar, aunque sea con miedo, te das cuenta de que estás ganando.

Y cuando mires atrás, no recordarás esa voz ni sus advertencias. No recordarás el miedo ni los escenarios terribles que imaginaste. Recordarás que lo intentaste, que fuiste capaz de avanzar incluso cuando parecía imposible. Y eso, créeme, siempre será más grande que cualquier temor.

¿Cuántas veces te has frenado porque esa voz te convenció de que no podías? Tal vez fue una oportunidad que dejaste pasar, un sueño que guardaste para "otro momento" o algo que ni siquiera intentaste porque te convenciste de que el resultado sería un fracaso. Es fácil perderse en esos pensamientos, en esa película que nuestra mente proyecta con el peor desenlace posible. Pero, ¿y si hoy decides cuestionarla? ¿Y si hoy decides que esa voz no tiene la última palabra?

Adoro esta canción. Solía escucharla en bucle porque, en medio de mis miedos y mi soledad, decía justo lo que necesitaba escuchar. Cada nota, cada palabra, me llenaba de coraje y me devolvía la fe. Escucharla era como ver brillar una de esas pequeñas chispas que me llenaban de esperanza.

Hoy, al mirar atrás, no puedo evitar sentirme orgullosa de aquella Isabel, tan desvalida y rota, que con cada pequeño paso eligió enfrentar el miedo y comenzar a reconstruirse



Despierta, amigo mío, hoy la vida mostrará las respuestas

Es hora de que enfrentes el riesgo
Las nubes oscuras se irán
Domina todos tus miedos, porque tu mente puede ocultar conexiones
Y perturbar la armonía
De tu destino dramático

¡Déjalo salir! ¡Déjalo ir!
Aprovecha las oportunidades que has esperado por tanto tiempo
¡Déjalo salir! ¡Toma el control!
Encuentra tu camino hacia los lugares a los que perteneces

Despierta, amigo mío, estás al mando de tus conexiones
Es hora de que enfrentes el día
Las nubes oscuras se han ido
Todos los caminos que desconocías
O tal vez nunca pareciste importar
Están ahí, en el momento en que despiertes

¡Déjalo salir! ¡Déjalo ir!
Aprovecha las oportunidades que has esperado por tanto tiempo
¡Déjalo salir! ¡Toma el control!
Encuentra tu camino hacia los lugares a los que perteneces

Esperaré hasta que la tormenta de emociones cambie las mareas
Temeroso de que las densas nubes de tristeza oscurezcan mi vista
Y ciegue mis ojos

¡Déjalo salir! ¡Déjalo ir!
Aprovecha las oportunidades que has esperado por tanto tiempo
¡Déjalo salir! ¡Toma el control!
Encuentra tu camino hacia los lugares a los que perteneces

¡Déjalo salir! ¡Déjalo ir!
Aprovecha las oportunidades que has esperado por tanto tiempo
¡Déjalo salir! ¡Toma el control!
Encuentra tu camino hacia los lugares a los que perteneces

Solo espera las oportunidades que has esperado por tanto tiempo
Por favor, espera y encuentra tu camino hacia los lugares a los que perteneces
Solo espera las oportunidades que has esperado por tanto tiempo
Por favor, espera y encuentra tu camino hacia los lugares a los que perteneces



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