Cantos de Libertad




¡Hola de nuevo! En mi último post mencioné que tenía otros temas en mente antes de que me topase con esa experiencia que cambió todo. Quiero contaros un poco más sobre lo que me arrastró a esa oscuridad durante tantos años. Todos tenemos nuestras razones que nos han empujado a caer y a querer rendirnos; pueden ser millones de ellas, y hay millones de historias, cada uno de nosotros con la suya personal.

A través de compartir mi experiencia, espero animaros a luchar contra la depresión y encontrar vuestra propia manera de sanar. Recordad, un pasito a la vez. No estáis solos; esos pensamientos que creéis que solo vosotros tenéis, son más comunes de lo que pensáis. Al identificar lo que realmente me sucedió y cómo lo estoy enfrentando desde mi historia, quizás os sintáis inspirados a seguir luchando y no rendiros.

Sé que no es fácil recordar las razones que nos hirieron y derrumbaron. A veces, el simple hecho de pensar en ello nos provoca mucho más dolor al revivirlo a través de nuestros recuerdos. Nos gustaría poder enterrarlos para siempre y dejar de sufrir. Pero a pesar del dolor, es importante enfrentar lo que nos causa daño y heridas, pues es el primer paso para sanar. 

Independientemente de las razones por las que acabamos sumergidos en esa oscuridad, el sufrimiento y dolor es bastante similar para todos nosotros porque, a menudo, sin darnos cuenta, también luchamos contra nosotros mismos y nuestros pensamientos críticos más crueles. Nos conocemos a nosotros mismos a un nivel infinitamente superior a cualquiera. Conocemos mejor que nadie nuestros miedos, lo que nos hiere, lo que nos hace llorar, lo que nos desmotiva, lo que nos provoca mayor daño. Y precisamente esto es debido a que también somos los únicos que mejor conocemos lo que nos motiva, lo que nos emociona, lo que nos hace felices, todo nuestro potencial humano, intelectual, emocional y sentimental; los únicos que conocemos plenamente nuestras metas, nuestros sueños, nuestras carencias y dependencias. Así que somos extraordinariamente buenos y mejor que cualquier otro para saber cómo atacarnos a nosotros mismos y autodestruirnos.

Este conocimiento tan íntimo de nuestras debilidades y fortalezas puede ser tanto una maldición como una bendición. Fijaos como algunas veces somos capaces de usar todo nuestro potencial y habilidades cuando se trata de ayudar a hacer cumplir los sueños y objetivos de los demás, mostrándonos muy eficaces al enfocar nuestro potencial hacia lo externo, hacia ellos. Sin embargo, esa misma habilidad se transforma en autocrítica cuando se dirige hacia lo interno, hacia nuestras propias metas, entonces nos enfocamos en nuestras carencias y debilidades, convirtiéndonos en nuestro crítico más cruel e implacable y evitando así que luchemos por cumplir nuestros sueños. Es entonces cuando escuchamos esa voz crítica enumerando una lista de razones por las que no debes intentarlo, quizá porque eres muy mayor ya, o no tan listo como los demás, o porque nos dice que no tenemos las agallas ni lo que hay que tener. Esa voz nos habla desde el odio y desprecio más intenso para mantenernos quietos, para que no demos ese primer paso hacia lo que realmente deseamos. Y fijaos lo presente que está esta voz crítica cuando se trata de luchar por salir de la depresión. A menudo, en esos momentos de oscuridad, es cuando más fuerte se escucha, diciéndonos que no vale la pena intentarlo, que siempre estaremos atascados en este estado, o que no merecemos sentirnos mejor. Estas afirmaciones son especialmente peligrosas porque pueden hacer que nos sintamos aún más aislados y desesperanzados.

Es esencial, entonces, armar un arsenal de técnicas y estrategias para combatir esta voz negativa. Puede empezar con algo tan simple como reconocer que esos pensamientos son parte de la enfermedad, no reflejos de la realidad.

Esta voz no define la verdad de quiénes somos ni de lo que somos capaces. Es solo un eco de nuestras inseguridades más profundas y no una representación precisa de nuestras capacidades. La clave está en aprender a desafiar esa voz, a cuestionarla y, finalmente, a transformarla en algo que nos impulse en lugar de reteniéndonos. Sabed que esa voz la escuchamos todos. Nos humilla, nos habla de vergüenza, de ridículo y de incapacidad, no es algo exclusivo y único. Al ser capaces de hablar de ello también la estáis enfrentando. Al descubrir que hay muchas otras personas que también están sometidas a esa misma voz, también la estáis debilitando.

Al compartir nuestra experiencia, nos ayudamos a nosotros mismos. Quiero recordaros que aunque los comentarios en cada post no son visibles para todos, sí me llegan cada vez que enviáis uno. Me siento profundamente agradecida y valoro cada mensaje que recibo. 

Si sentís la necesidad de compartir algo, ya sea una historia personal, un desafío que estéis enfrentando, o simplemente queréis hablar de cualquier tema, siempre podéis contactarme a través de estos comentarios. Me comprometo a escucharos y ayudar en todo lo que pueda, dentro de un marco de respeto y confianza mutua. Este es un espacio seguro donde vuestras voces pueden ser escuchadas sin temor y con total confidencialidad. Estoy aquí para apoyaros y acompañaros, ofreciendo un oído atento y un corazón abierto.

El propósito de compartir mi historia es que vosotros también podáis identificar situaciones similares o iguales y de ese modo comprender no solo que no es algo que os sucede únicamente a vosotros, sino quizá obtener una mejor comprensión de lo que os sucede y eso os inspire a encontrar formas de combatirlo. Al ver reflejadas vuestras propias experiencias en las mías, tal vez podáis empezar a sentir menos aislamiento y más esperanza, porque los desafíos emocionales y mentales son universales, no señales de debilidad o defectos personales. Al abrirme sobre mis luchas, quiero ofreceros un espejo en el que podáis ver vuestra fortaleza y resiliencia reflejadas. Es fácil sentir que nuestras batallas internas son únicas y que nadie más puede entenderlas, pero la verdad es que la mayoría compartimos estos mismos sentimientos, pero los callamos. Al comprender que estos problemas son comunes, podéis sentir más confianza para buscar ayuda y hablar abiertamente sobre vuestras experiencias.

Os animo profundamente a hacerlo.

He decidido compartir mi historia dividida en varios posts. El tema, profundo y complejo, merece ser tratado con el máximo cuidado y atención al detalle. Quiero tomar el tiempo necesario para describir situaciones, sentimientos y emociones que he vivido, de manera que pueda hacer justicia a cada aspecto de la experiencia.

Me siento preparada aunque sé de antemano que no va a ser fácil.

En cada entrada, iré aportando un poquito más de esa historia, vinculando mis experiencias personales con la información que he ido recopilando sobre ello a lo largo de los años. Esta información ha sido crucial para entender mejor lo que sucedió y, sobre todo, para comprender las secuelas que dejó en mí. Mi objetivo no es solo relatar lo que ocurrió, sino también mostrar cómo enfrento y continúo enfrentando estas secuelas, compartiendo las estrategias que me están ayudando a avanzar hacia la superación

Como este viaje que compartimos es tanto vuestro como mío, os invito a interactuar conmigo a través de los comentarios y compartir vuestras propias experiencias o pensamientos que os recuerdo que están ocultos y solamente yo puedo verlos. Vuestros relatos y perspectivas son valiosos, y juntos podemos construir un espacio de apoyo. 

Este es solo el comienzo, y cada post que sigue profundizará más en las diferentes etapas y las lecciones aprendidas en el camino. Espero que os unáis a mí en esta travesía.

Estamos juntos en esto, paso a paso.


Fausto Taranto ft. Manuel Martínez (Medina Azahara) - Otra Letra Más

Otra letra más que se escribe sola sin necesidad, Otra lengua más que se seca porque no le queda nada que contar. Otro día más que sol sale por costumbre y tú no quieres despertar, Otro cante más que sustituye mis ganas de llorar. Vuelvo a repetir las palabras en un folio que no me atrevo a decir Vuelvo a dividir las raciones del veneno que guardabas para mí Y mi soledad yo le pido que me deje solo con mi soledad Y otro día más que yo canto porque no puedo llorar Lo poco que supe de mi realidad La fe que preocupe demuestra tu debilidad Lejos del veneno de los cielos Bebo por no encontrar el consuelo Mientras sus abuelos rezan credos Mientras no me tire de los pelos Salgamos de nuestra espiral Con o sin perdón no habrá nadie vivo o muerto que me entregue mi razón Rojo el corazón yo venero a quién me falta quien aun siento en mi interior Y mi soledad yo le pido que me deje solo con mi soledad Y otro cante más que sustituye mis ganas de llorar Lo poco que supe de mi realidad La fe que yo tuve, tu debilidad. Otra letra más que se escribe sola sin necesidad

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